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Foto del escritorDaniel Mariño

Cómo tomar decisiones. Parte 2/2.

Aprende a tomar cualquier decisión en 6 pasos.




En esta segunda parte quiero que te lleves un proceso que puedas interiorizar y utilizar siempre que te enfrentes a una toma decisiones. De esta manera serás capaz de decidir de forma mucho más fácil y rápida y, en general, tomar decisiones mucho más acertadas.


Vamos con los 6 pasos:

1. ¿Qué decisión tengo que tomar?


El primer paso es, sin ningún tipo de duda, tener clara qué decisión tienes que tomar. ¿Tienes que decidir si entrar o no a trabajar en una empresa? ¿Tienes que escoger entre varios trabajos? ¿Tienes que escoger la carrera que estudiarás el año que viene en la universidad? ¿O tienes que decidir qué ropa ponerte?


Sea lo que sea, define exactamente cuál es el objetivo de este proceso para que puedas tener claras cuáles son todas las opciones que tienes.


Ten en cuenta que normalmente no existe una única opción "correcta".


Muchas veces no existe una opción "buena" y otras "malas". Tendemos a pensar en “blanco o negro” (¿Cuál será el camino correcto?), pero la realidad es que muchos caminos pueden llevar o no a tu satisfacción personal dependiendo de cómo los recorras.


El camino que elijas será el tuyo, a veces hay más de una opción que te puede conducir a donde quieres. Acepta que cada decisión tendrá sus cosas favorables y sus inconvenientes, y que no existe una única decisión "correcta", y podrías estar bien tanto en una como en otra opción dependiendo de cómo la vivas.


2. Considera TODAS las opciones.


El segundo paso para poder tomar una decisión es tener claras todas las opciones que tienes disponibles. Dado el problema, la pregunta o la duda ¿Qué opciones tienes para escoger?


Haz un listado con todas las opciones que tienes disponibles. Que la lista sea lo más larga posible, con todas las opciones que se te ocurran, aunque te parezcan inverosímiles o estúpidas. Ahora no es momento de valorar las opciones, luego hablaremos de eso.


Nota: A veces estamos entre dos opciones sin darnos cuenta que hay más alternativas, por ejemplo: valoramos la oferta de trabajo A frente a la oferta de trabajo B... pero aquí también existe la opción "ninguna de ellas y seguir buscando".


Infórmate de todas las opciones


Dedica tiempo a informarte de cada una de las opciones aunque limita el tiempo que dedicarás a cada una de ellas. Pueden ser unos pocos segundos, algunos minutos o unas pocas horas según la dificultad de la decisión que estés tomando, pero ponte un límite: eso te ayudará a centrarte en lo importante.


Para cada una de las opciones que has apuntado, escribe la información que te parezca relevante intentando apuntar solamente las cosas que para ti sean importantes, pero no dejes de apuntar cosas que puedan ayudarte a tomar la decisión final.


3. Analiza y valora las opciones.

Vuelve a la lista de opciones y haz una de “pros y contras” para cada una de ellas y el peso emocional que tienen para ti.


Descubrirás que escribirlo es una forma muy útil de descartar algunas opciones ya que es una buena forma de organizar y aclarar nuestras ideas.


Para cada argumento a favor o en contra es útil también que añadas una puntuación del peso emocional que tiene para ti ese argumento. Por ejemplo el "1" sería que ese argumento no te importa mucho y "10" que lo consideras muy importante.


4. Visualízate en cada una de las opciones.


Para ayudarnos a elegir es útil visualizar cada una de las opciones:


¿Cómo me veo en la opción 1? ¿Cómo me hace sentir? ¿Me imagino siendo feliz en ésta opción? Intenta imaginar con todo el detalle que puedas cada opción y cómo te hace sentir.


Un buen método es el 10, 10, 10 que fue desarrollado por Suzy Welch en el libro 10 minutos, 10 meses, 10 años. Los números son totalmente arbitrarios, pero es una forma de que puedas tener en cuenta cómo estarás y cómo te sentirás a corto, medio y largo plazo.


La idea del método es muy sencilla: coge la primera de las opciones que puedes tomar y responde a estas tres preguntas:


  • ¿Cómo te sentirás y cómo estarás dentro de diez minutos si decides ir adelante con esa opción?

  • ¿Cómo te sentirás y cómo estarás dentro de diez meses si decides ir adelante con esa opción?

  • ¿Cómo te sentirás y cómo estarás dentro de diez años si decides ir adelante con esa opción?


Repite el mismo proceso con cada una de las opciones y verás que, tras este proceso, te será muy fácil descartar la mayoría de las opciones.


5. Ponte una fecha para tomar la decisión.


Ponte una fecha límite. Si es una decisión significativa para tu vida, sabes que te costará decidir. La mejor forma de no alargar indefinidamente la decisión es tener un día y hora límite para decidir. No te quedes en la "parálisis del análisis" analizando indefinidamente pros y contras.


Es preciso movilizarte aunque no estés 100% convencido (es muy difícil que puedas estarlo).


En la vida es necesario actuar para avanzar, tomar riesgos y comprometerte con una opción.

Si no tienes un momento límite para tomar tu decisión, pueden pasar dos cosas, ninguna de ellas buena. La primera, que alargues la toma de decisión hasta que un factor externo te obligue a tomarla: cuando ya no quede más tiempo, tendrás que tomar la decisión sí o sí sin el tiempo de reflexión adecuado. La segunda, que nunca acabes tomando la decisión, y dejes pasar la oportunidad de hacer algo que puede ser importante.


6. Tomar la decisión.


Ha llegado el momento de decidirse por una u otra opción.


Si has hecho el proceso entero que te he contado hasta este punto, el proceso de decisión será mucho más fácil de lo que hubieras pensado. Tener un proceso fijado al que recurras siempre te simplificará la toma de decisiones.


Con este proceso podrás valorar todas las opciones de la forma adecuada para decidir una de ellas, la que más se ajuste a tu forma de ser y de vivir. Si siempre lo haces así, verás cómo coger esta “rutina” te ayudará en la mayoría de decisiones aunque el contexto en el que te muevas sea distinto para cada una.


¿Y si me arrepiento?


¿Y si era mejor la otra opción? ¿Y si lo otro me hubiese hecho más feliz? ¡No podemos saberlo!


Has valorado todas las opciones que tenías, has comparado entre ellas y has tomado una decisión. Déjame decírtelo bien claro: has tomado la mejor decisión que podías tomar.

Al decidir hemos de dejar las otras opciones atrás para poder avanzar:


Hemos de comprometernos con la decisión tomada plenamente, y vivir en la opción que hayamos elegido, sin mirar a atrás. Estar pensando en "qué hubiera pasado si..." no nos es útil, no nos deja estar en el presente.


No podemos tenerlo todo : al elegir un camino renunciamos a otros y los dejamos atrás, es verdad que podemos siempre reconducir nuestros caminos hacia otra dirección, pero no podemos vivir pensando en "qué hubiera pasado si.." no podemos saberlo. ¿Acaso importa? Importa dónde estamos ahora y dónde queremos llegar.


En el momento de tomar la decisión, tomaste la mejor decisión que podías tomar con la información que tenías en ese momento y siendo la persona que eras entonces.


Si surge algún inconveniente o dificultad en éste nuevo camino confía en que tomarás las medidas para solucionarlo cuando corresponda.


Si te equivocas aprenderás algo, lo afrontarás. Acepta esta posibilidad de que puedan presentarse dificultades, que algo pueda salir mal o que puedes equivocarte. No podemos estar nunca segur@s de que las cosas vayan a salir “bien” o como esperamos: pero podemos confiar en que intentaremos hacerlo lo mejor posible.


Y recuerda que no tiene por qué haber sólo una opción correcta.


En la vida se avanza a base de tomar decisiones. Ni más ni menos. Decisiones que se convierten en acciones.

Hoy es tu momento para actuar.

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